En el marco de las actividades del 8M, el gobierno brasileño del presidente Lula Da Silva solicitó al Congreso Nacional la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Dicho convenio reconoce el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género. Además, este anuncio se acompañó del impulso al convenio 156 sobre las y los trabajadores con responsabilidades familiares, un proyecto de ley para garantizar la igualdad salarial entre hombre y mujeres y otras medidas para el avance de la igualdad de género en el país suramericano.
Recuérdese que el mandato del expresidente Jair Bolsonaro se caracterizó por importantes retrocesos en materia de derechos de las mujeres a través del progresivo desmantelamiento de políticas públicas en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y la desigualdad de género. Por lo que el anuncio del nuevo mandatario “abre la esperanza para la clase trabajadora (…) para enfrentar a la ultraderecha” (Fátima Silva, Comisión de Asuntos de Género, CNTE). Por lo tanto, la alianza y presión de las de sindicatos y grupos de mujeres será determinante para que el Congreso Nacional ratifique dicho convenio y Brasil se sume a los países latinoamericanos, que gracias la lucha sindical, han ratificado el convenio 190.